LA DESINTEGRACIÓN SOVIÉTICA Y LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN.

La desintegración Soviética y la caída del muro de Berlín.

En los años ochenta, el presidente Ronald Reagan aumentó la producción de armas, obligando a la URSS a hacer lo mismo. Esto presionó a la economía soviética que estaba rezagada frente a la economía capitalista, pues al destinar la mayor parte del presupuesto estatal a las armas, abandonó sectores importantes para la economía como la investigación científica y tecnológica o del desarrollo industrial. Otro problema del estado soviético fue la falta de libertades individuales, que fue generando profundo malestar en la población, bajo el régimen del partido comunista, estaba prohibido elegir libremente a los gobernantes, tener opiniones contrarias al gobierno o incluso vacacionar en otros países.

Para enfrentar la crisis y modernizar al país, el presidente del partido comunista y primer ministro soviético, Mijaíl Gorbachov, inició una serie de reformas políticas (Glásnot) y económicas (Perestoika)

Glásnot: promovió la apertura política y una mayor transparencia en el gobierno, se restó poder a partido comunista y se permitieron mayores libertades a las personas y los medios de comunicación. Se reconoció la importancia de garantizar los derechos humanos de la población y dar oportunidad a la ciudadanía de tener mayor participación en los asuntos públicos

Perestoika: tuvo como objetivo abrir la economía a la propiedad privada y al comercio exterior. Para combatir la crisis se requería reestructurar las diferentes ramas del sistema productivo, en especial las investigaciones de ciencia y tecnología y, sobre todo, eliminar parte de la enorme burocracia que hacía al sistema económico totalmente improductivo. La perestoika no dio resultado inmediato y el colapso llegó.

El 9 de noviembre de 1989, las dos Alemanias se reunificaron y el Muro de Berlín se destruyó. La caída del Muro de Berlín fue el símbolo de la caída del régimen soviético.